Impacto de la estimulación multisensorial en la fidelización de alumnas en Sedussa Self Care Studio: Un estudio de Facial Coding

Abstract

Este estudio analiza cómo la estimulación multisensorial puede influir en la fidelización de alumnas en Sedussa Self Care Studio, un espacio en Quito que combina el Pole Dance con experiencias de autocuidado. A través de encuestas, entrevistas a profundidad y la técnica de facial coding, se exploraron emociones conscientes e inconscientes generadas durante clases diseñadas con y sin estímulos sensoriales. Los resultados mostraron que elementos como la iluminación LED, el aroma característico del estudio y la música sensual impactan positivamente en la percepción de la experiencia, generando sensaciones de empoderamiento, motivación y conexión emocional. Por el contrario, la ausencia de estos estímulos provocó incomodidad, apatía y menor disfrute. Las microexpresiones faciales registradas validaron estas respuestas, revelando emociones auténticas que no siempre fueron verbalizadas. El estudio confirma que la fidelización va más allá del servicio técnico: está profundamente ligada a cómo se sienten las personas en un entorno determinado. Este trabajo aporta evidencia sobre la efectividad del diseño sensorial en contextos de bienestar, y demuestra que herramientas como el facial coding son clave para comprender lo que realmente conecta emocionalmente con el consumidor. Para Sedussa, esto se traduce en una oportunidad de diseñar experiencias que dejen huella. This study explores how multisensory stimulation influences student loyalty at Sedussa Self Care Studio, a space in Quito that merges Pole Dance with self-care experiences. Through surveys, in-depth interviews, and facial coding analysis, both conscious and unconscious emotional responses were measured during sessions with and without sensory elements. Findings revealed that lighting, scent, and music significantly enhance feelings of empowerment, motivation, and emotional connection. In contrast, the absence of these stimuli triggered discomfort and emotional disconnection. Facial coding validated these reactions by identifying spontaneous expressions of joy, frustration, or apathy that were not always expressed verbally. Beyond the class itself, many participants described Sedussa as a place of personal transformation and lasting emotional well-being. The study confirms that loyalty is not only driven by service quality but by how a space makes individuals feel. This research offers valuable insights into the power of sensory design in wellness settings and highlights facial coding as a reliable tool to decode authentic emotional responses. For Sedussa, it reinforces the importance of crafting emotionally rich experiences that foster long-term engagement.