Mecanismos de integración regional durante el periodo 2008-2017 como alternativas para producir gobernanza regional y superar la incertidumbre dejada por la crisis financiera de 2008

Abstract

La caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría ocasionó que el sistema internacional reconfigure el orden político y económico gracias a la adopción de un modelo neoliberal de apertura económica. De este modo, el nuevo escenario modificado también por los procesos de globalización dio paso al nuevo regionalismo. El cual pretendía crear capacidades de regulación para enfrentar desafíos económicos, de seguridad interna y externa de los Estados, basado en políticas de liberación económica intrarregional (Sanahuja, 2009). Así, los procesos de integración en América Latina en 1990 estaban alineados a los preceptos del nuevo regionalismo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) explicó las transformaciones y tendencias del fenómeno regional latinoamericano, y las definió como regionalismo abierto. En este sentido, en 1991 se crea el Mercado Común del Sur (Mercosur) con la finalidad de alcanzar la unión aduanera de sus países miembros, mientras que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) nació como la reestructuración institucional del Pacto Andino que tenía por objetivo promover la industrialización a través de la sustitución de importaciones y lograr entre los países miembros la especialización de sus producciones. Asimismo, estaba en auge el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) mientras que, México se alejó de América Latina y optó por integrarse con Norteamérica (Molano, 2017). Por otro lado, en los 2000 el mundo enfrentaba otros cambios: intervención de actores civiles en el sistema internacional, inestabilidad económica y surgimiento de las potencias emergentes (BRICS). Así, factores como la guerra en contra del terrorismo; la crisis del multilateralismo a partir de las negociaciones de Doha sobre desarrollo; el debilitamiento de las Naciones Unidas desde la invasión a Irak; el debilitamiento de Estados Unidos como hegemón en la región; la aceleración de la globalización; y la crisis financiera de 2008 influyeron en el cambio de paradigma regional latinoamericano (Serbin, 2010). Dando paso al regionalismo post liberal, el cual tenía por objetivo principal priorizar la cooperación política entre gobiernos afines (Van Kla veren, 2018).